Jaime Dueñas

La clasificación de las voces líricas (o mi amigo el soprano)

Cantantes de ópera
Representación de 'El barbero de Sevilla'. | Wikimedia Images en Pixabay.

La mayoría de los amigos y conocidos que me identifican con la música y el canto suele referirse a mí como tenor. Hay un par de despistados que todavía preguntan si soy soprano, que es una voz femenina (y sí, hay hombres que pueden cantar como soprano, pero se trata de una condición excepcional, no es la norma). No son muchos los que me identifican como barítono, que es el rango vocal en el que me desenvuelvo y me siento mejor.

El asunto es que mi timbre natural es muy atenorado (es decir, tiende más a las características de la voz de un tenor), de manera que quienes se refieren a mí como tal bien pueden hacerlo porque no tienen muy clara la clasificación de las voces… o porque, al contrario, la tienen muy clara y no me oyen como barítono.

Esto sucede porque en el mundo de la música el sonido tiene características que van más allá de la intensidad, el tono y el timbre definidos en la física. La voz de un cantante también está definida por su carácter, color, extensión, entre otros términos que matizan esas cualidades físicas mencionadas. «Tiene un timbre muy oscuro», «su voz es muy ligera», «el color es bastante opaco (o brillante)»… 

Y si bien se podría hacer un glosario que identifique claramente cada una de estas características como conceptos teóricos, se entienden más oyéndolas que leyendo sobre ellas, como se entienden mejor las características de un vino al catarlo que al leer la etiqueta de la botella.

Del bajo a la soprano…

Dichas características de la voz son las que permiten, en el mundo de canto lírico, clasificar a las mujeres como sopranos (la voz más aguda), mezzosopranos (voz intermedia) y contraltos (la voz más grave del registro femenino), y a los hombres como tenores (los más agudos) barítonos (intermedios) y bajos (los más graves del registro masculino).

Aunque para clasificar una voz juegan todas las características, lo cierto es que la tesitura es la que finalmente define los papeles que puede interpretar un cantante lírico y lo enmarcan dentro de un registro en particular. La tesitura se puede definir de manera sencilla como el rango de notas entre las que se puede cantar con comodidad.

Aunque algunas personas se refieren de manera indistinta a la tesitura y a la extensión, esta última suele entenderse como el rango de notas que se pueden alcanzar, pero no necesariamente de manera cómoda o natural (pueden leer acá un poco más sobre la extensión y la tesitura).  

Quizás la manera más fácil de entender ese concepto es ver sobre el teclado de un piano el rango de notas dentro de las que se mueve cada voz:

Rango de las voces líricas

Estos rangos vocales pueden tener ligeras variaciones según el autor que se consulte, de manera que si buscan otras fuentes pueden encontrar que algunas voces empiezan medio o un tono por encima o por debajo, o que terminan otro medio o un tono por encima o por debajo de las notas que se ven en la imagen anterior, basada en la clasificación del blog Voz Viva.

En este punto, los entendidos seguramente dirán algo como «no, para hacer esta clasificación también hay que tener en cuenta el carácter de la voz, el timbre, el color…». Y sí, es cierto. Pero, por más timbre atenorado que tenga yo, la extensión de mi voz no alcanza para llegar a las notas más agudas de ese registro, de manera que nunca podré interpretar un papel escrito para tenor. En otras palabras, aunque tenga un timbre que tiende más al del tenor, la extensión de mi voz corresponde al rango en el que canta un barítono. 

A esto me voy a referir (tal vez) en otra entrada de mi blog, pero ojo que estas son condiciones naturales: si las características del aparato fonador no dan para dar notas más agudas o más graves, no hay técnica, cirugía o conjuros para que un bajo se convierta en tenor ni viceversa. 

Y entonces, ¿cuál es cuál?

Es posible que para quienes no dominan o no están familiarizados con el asunto de las voces, estos conceptos sean un poco confusos. Pero como ya lo dije antes, para entenderlos es mejor oír que leer. De manera que vamos a escuchar las voces de un tenor, un barítono y un bajo en sus timbres ‘estándar’, por decirlo de alguna manera, en interpretaciones de algunos cantantes reconocidos históricamente como grandes representantes de su registro, y en piezas reconocidas del repertorio, también famosas para cada tipo de voz:

Luciano Pavarotti, tenor.

Juan Pons, barítono.

Nicolai Ghiaurov, bajo.

De la misma manera como yo tengo un timbre que tiende a las características del de un tenor (lo que comprueba que el asunto no depende solamente de la extensión, aunque ella juegue un papel fundamental a la hora de trabajar un repertorio), hay tenores con un timbre que tiende a ser más grave –(casi) como el del barítono, en algunos casos–. Por ejemplo…

Frank Lopardo.

Jonas Kaufmann.

José Cura.

Todos esos matices permiten que las voces, además de su clasificación principal, tengan subclasificaciones que no solo dan variedad, sino que las hacen más o menos aptas para determinados tipos de repertorio. De esta manera, hay barítonos líricos, barítonos bajos y barítonos buffos –entre otros–, así como hay tenores spintos, dramáticos, líricos, ligeros… Sin el ánimo de complicar el asunto, sino de ilustrar mejor los conceptos, veamos algunos tenores:

Juan Diego Flórez.

Giuseppe di Stefano.

José Carreras.

Aunque estas subdivisiones, como ya lo mencioné, hacen que las voces sean más o menos adecuadas para ciertas piezas o papeles específicos, esto no quiere decir que un tenor lírico no pueda cantar papeles de tenor ligero o viceversa. Ahí está el caso de Plácido Domingo, que lejos –pero muy lejos– de estar entre mis cantantes preferidos, cantaba el papel que le pusieran por delante, desde el ligerísimo conde Almaviva de El barbero de Sevilla hasta el muy dramático Otello, pasando por todos los intermedios (Alfredo en La traviata, Calaf en Turandot, Rodolfo en La bohemia…). Pero el ajuste entre el papel y la voz adecuada para él hace que, definitivamente, una pieza o un personaje suenen mucho mejor.

Ahora bien, habrán notado que durante todo este texto he hablado de voces líricas, porque si bien algunas características básicas son comunes a todos los géneros, no es fácil –y a veces pienso que no se debería– clasificar, por ejemplo, a un rockero o a un vallenatero en estas mismas categorías.

Todavía hay peleas por encajar la voz de Freddie Mercury en alguna de ellas, cuando por su extensión y manejo podría estar fuera de cualquier clasificación. 

Pero, salvo casos excepcionales como el de Mercury, en otros géneros también se aplican conceptos como el de la extensión, el carácter y el color, de manera que si usted canta rancheras pero su voz es grave, seguramente no va a lograr las notas a las que llegaba Vicente Fernández en sus años mozos.

Y entonces, ¿yo qué soy?

Así las cosas, quienes se refieren a mí como tenor pueden estar en lo cierto si hablan específicamente del timbre; pero en cuanto a la extensión, definitivamente estoy en el rango de un barítono. Esto favorece mi interpretación de géneros más populares –como el bolero o la canción napolitana–, aunque posiblemente sea uno de los motivos por los que no siempre quedo satisfecho cuando canto ópera y zarzuela, en las que –como ya lo he mencionado antes– el asunto no solo se reduce a la tesitura, sino a otras características.

Y si bien hay ‘trucos’ para oscurecer la voz o darle más carácter, creo que el hecho de no haberme dedicado de lleno al canto hizo que el paso de los años me ‘estacionara’ en un timbre más natural. 

A continuación comparto con ustedes tres grabaciones –una en vivo y dos de estudio (casero)– interpretando diferentes géneros musicales.

La primera de ellas fue grabada en 2015, durante una presentación de la versión didáctica de la ópera Aida, producida por el proyecto Ópera Viva Colombia (dirigido por Javier Illidge) y presentada en el Museo Nacional; seguramente en ella mi timbre se siente más baritonal. Las otras dos son grabaciones que probablemente ya han tenido oportunidad de escuchar en este sitio web o en mi canal de YouTube.

Mis amigos menos allegados a los géneros líricos prefieren mis grabaciones de géneros más populares aunque no completamente ajenos a la posibilidad de interpretarlos con un estilo lírico. 

En cuanto a los géneros líricos… bueno, son los que más me gustan, pero también requieren un grado de dedicación que no les di cuando elegí el camino del periodismo como mi ‘plan A’ en la vida. Pero sigo trabajando para recuperar algo del tiempo no invertido (porque tampoco fue perdido), a ver si de aquí a que cumpla 50 años quedo completamente satisfecho con alguna de mis interpretaciones…

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